Desde que concursara en el popular programa de televisión Operación Triunfo hace más de una década, Vega pasó del “prime time” al ostracismo musical sin desfallecer en su objetivo de vivir de lo que le gusta, aunque eso supusiera pagarse los discos de su bolsillo, promocionarse en internet y hacer conciertos con poco público.
Redacción de espectàculos.- Mujer presumida de “look” masculino, de voz grave en español y sonido británico, la cantante cordobesa Vega se define a sí misma como una “rara avis” del rock and roll, un género musical cuya rebeldía casa con el carácter de esta artista nominada al Grammy Latino contra viento y marea.
Desde que concursara en el popular programa de televisión Operación Triunfo hace más de una década, Vega pasó del “prime time” al ostracismo musical sin desfallecer en su objetivo de vivir de lo que le gusta, aunque eso supusiera pagarse los discos de su bolsillo, promocionarse en internet y hacer conciertos con poco público.
Diez años después, el LP “La cuenta atrás”, que le costó “50.000 euros”, según reconoció en una entrevista en Las Vegas, le catapultó a las puertas de un Grammy Latino en la categoría de mejor álbum pop/rock, una miel en los labios para quien se lo montó por su cuenta para ser una alternativa a una industria que le desafinaba.
Hoy, Vega disputa el Grammy con Los Claxons, Leiva, Jotdog y El Cuarteto de Nos en una ceremonia que tiene lugar en el hotel y casino Mandalay Bay de la ciudad del pecado donde la cordobesa afincada en Galicia llegó el domingo pasado con idea de tomarse sus primeras vacaciones en tres años y disfrutar del momento.
“Una nominación al mejor álbum de pop/rock en la categoría de rock siendo chica ya es algo como para sentirse bien porque empiezas a ser una ‘rara avis’ dentro esta etiqueta musical. Me hace sentir que las cosas las estoy haciendo bien, poquito a poco pero bien. Estoy feliz de tener un reconocimiento a mi trabajo”, explicó Vega.
A sus 33 años, y sin tener contrato con ningún sello discográfico, la española admite haber encontrado su lugar en la música, sin sonar en radio ni dejarse ver por televisión, todo a gracias a saber encontrar sus fanáticos a través de internet dispuestos a cruzarse el planeta para verla en concierto.
“Meterte en el rock viniendo de ahí (Operación Triunfo) te puedo asegurar que es la pesadilla más grande del mundo. Tardé diez años en hacerme respetar. Ahora me tratan muy bien en los medios alternativos, mis compañeros de profesión me dan mi sitio”, confesó la artista.
Su historia hasta llegar a los Grammy Latino es una de esas de perseverancia. Tenía muy claro dónde quería ir con su carrera y las circunstancias le obligaron a exprimir los pocos recursos con los que contaba. Supo hacerse oír, a pesar de todo, y ahora, con su nominación bajo el brazo, no se plantea renunciar a su independencia por un contrato.
“La situación es que como ya lo hice sola no me apetece que nadie me use con algo que tuvo un proceso de mucho trabajar y hacer las cosas a pico y pala”, dijo Vega, que acaba de concluir una gira de un año por España y piensa ya en su próximo disco, que confía en poder lanzar para finales de marzo o principios de abril.
Ese nuevo álbum, que empezará a grabar en febrero, será continuista, rockero y “purista”, con “mucha guitarra” y alma de directo y posiblemente incluirá algunas canciones en inglés, pensando en allanarse el camino para cruzar el charco, su gran objetivo para 2013.
Vega tiene intención de hacer gira por Argentina, Chile, México y Estados Unidos el próximo año.
Según contó, algunos de sus fanáticos más impacientes viajaron esta semana a Las Vegas desde Japón, Filipinas, Chicago, Nueva York, Miami y Los Ángeles para verla actuar en la gala de la asociación de derechos de autor BMI que tuvo lugar durante la noche del miércoles.
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